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Este artículo lo escribo por propia experiencia, porque me hallo en la fase de ahorrar para la entrada del piso. De modo que me he interesado acerca de la mejor manera de conservar una parte sustancial del dinero que gano y me he topado con algunos consejos. Muchos son obvios pero hay otros en los cuales no había pensado. Sea como sea, aquí te los traigo todos. Para ayudarte a ti también en esta labor. Que no es fácil, a priori, pero todos podemos lograrlo. Dinero, parece que siempre está en medio. El maldito dinero. Pero una casa, nuestra primera casa, es un buen lugar donde gastarlo, ¿no? Y entonces nos preguntamos: ¿cuánto tengo que ahorrar para comprar una casa, y cómo lo hago?

Cuánto debo ahorrar para comprar una casa

Si preguntas cuánto ahorrar para comprar un piso probablemente la respuesta más común sea: lo suficiente para la entrada, que suele ser el 20%. Lo cual es cierto, más o menos. En la mayoría de los casos la entrada de un piso equivale al 20% de su valor de venta, pero este porcentaje varía en función de las condiciones de la hipoteca (hay bancos que financian hasta un 90%) o si no es tu primera hipoteca (para segundas hipotecas y posteriores, especialmente si eres inversor, el banco te pedirá el 30% de la entrada debido al mayor riesgo que le supones).

No obstante, tampoco la entrada es el único dinero que debes reunir, pues los gastos para adquirir vivienda, sea o no de segunda mano, también se componen de nuestros amigos los impuestos y otros gastos burocráticos, como suele ser gestoría y notaría.

  • IVA o Impuesto de Transmisión Patrimonial (ITP)
  • Gastos de gestión y notaría
  • Comisión de la agencia (si la hubiera)
  • Potenciales cargas pendientes (ojo con esta, mucho cuidado no compres deuda)

Entre todo, pueden sumar tranquilamente otro 10%, de modo que para ir sobre seguro, necesitarás ahorrar el 30% del precio de la vivienda que quieras comprar. Así que prepárate para ahorrar dinero cada mes hasta alcanzar ese objetivo.

Como ahorrar rápido para la entrada de tu primer piso

Es un proceso similar al que ya expliqué en el artículo sobre cómo ahorrar dinero al mes, solo que al menos esta vez tienes un objetivo en mente. Una cifra. Nada de un «A ver si puedo gastar menos este mes y veré si funciona». No, ahora hay una línea que cruzar, entre el 20 y el 30% del precio de la vivienda que piensas adquirir (aunque cuanto más elevado el porcentaje que pagues de entrada, mejor para tus cuotas y el pago de intereses).

Y aquí es donde se te plantea la primera duda respecto a la velocidad y tiempo al guardar dinero, cuando debes elegir entre si quieres ahorrar más dinero o ahorrar cuanto antes. Me explico. En el mundillo del ahorro para comprar casas existen dos estrategias, ambas igual de válidas y sinceramente no tengo preferencia por ninguna de ellas, pues la elección entre una y otra está más vinculada con la necesidad, y esas varían con cada persona y cada año. Se dividen en dos:

  1. Ahorrar lo mínimo imprescindible para hacer frente a los gastos iniciales de comprar un piso
  2. Ahorrar todo lo posible antes de comprar el piso

En primer lugar está la opción de ahorrar lo justo. Esto conlleva la ventaja de que terminarás antes y podrás comprar tu casa en menos tiempo (por si tienes muchas ganas de irte de casa de tus padres, estás hasta las narices de pagar alquiler o cualquier otra razón), cuentas con más dinero para emergencias o reformas, o simplemente guardas dinero.

Por último está la opción de pagar una mayor entrada, que se traduce en una menor tasa de interés (pues el banco se arriesga menos contigo), menor cuantía en las cuotas (pues has pedido menos dinero) y un considerable ahorro en intereses (ya que a la menor tasa de interés se suma un menor capital prestado). A su vez, esto implico que, al tener menos deudas y haber comprado una mayor porción de la vivienda, cuentas con un mayor patrimonio neto. La desventaja, claro está, es que necesitarás más tiempo para reunir el dinero. O sacrificar una mayor porción de tus ahorros.

Aquí, que cada cual decida lo que más le convenga.

Cómo ahorrar para comprar una vivienda: 9 pasos

1. Establece un presupuesto que refleje tus gastos e ingresos

Curiosamente, el primer paso no es saber cuánto dinero necesitas para la entrada de un piso, sino averiguar cuánto gastas cada mes. El dinero que se escapa de tu bolsillo, y el que te queda. Establecer una relación del dinero que dispones, lo que necesitas comprar, cuánto piensas gastar en ello y cuál es tu capacidad de ahorro es fundamental. Y aquí no hablo solo de la entrada de un piso, que es nuestro objetivo principal, sino de tu día a día respecto a tus habilidades con el dinero. En concreto, tu destreza a la hora de conservarlo.

Además, transcurrido el tiempo tiendes a comprar el presupuesto con los gastos verdaderos, de modo que este tipo de cálculos y comparaciones tienen la buena costumbre de señalar los gastos superfluos, esas tontadas en las que se te escapan unos 50€ al mes sin que te enteres. También es una especie de autocrítica, pues arroja si de verdad era necesario comprar eso, o has sido víctima de tus propios impulsos.

2. Averigua el precio (aproximado) de la vivienda que quieres comprar

Este es fácil. Tan sencillo como que seas realista respecto a cuánto te puedes permitir por una casa. Entre 110 y 130 mil euros. O hasta 100 mil. O 75 mil sin reformar. Depende de ti. Es posible que si se trata de tu PRIMERA casa busques un precio más económico, una catapulta hacia una vivienda mejor en el futuro. Esta primera casa no solo es más económica, sino que puedes vender para pagar la entrada de la siguiente casa. O alquilarla para aumentar tus ingresos.

O podrías ir directamente a por la casa de tus sueños, y por tanto un precio mayor. Como ves, cada persona es única. Tú eres quien debe determinar el precio de tu futura vivienda.

En cualquier caso, una vez conozcas el precio deberías hacer unas cuentas rápidas: 20% del precio de la vivienda como entrada, entre un 8 y 10% del ITP, y otros mil euros (más o menos) de gastos de gestión. Ese es el capital mínimo que debes reunir por delante. ¡Buena suerte! Nota: Sí, es factible. Solo requiere algunos sacrificios.

3. Determina cuáles serán las cuotas de tu hipoteca

Habrá que saber cuánto vas a pagar cada mes a quien te ha prestado el dinero, ¿no? Después de todo, el obtener o no la casa se cimienta en queel banco te valore como una persona capaz de hacer frente a sus compromisos. Para averiguar esta cifra mágica puedes utilizar un comparador de hipotecas, especialmente para ver cómo está ahora mismo el asunto de los tipos de interés entre las diferentes entidades. Fijo. Variable. Condiciones. Qué bancos ofrecen más financiación. Quién ofrece mejor flexibilidad en los plazos. Todo el material. Para ello lo mejor es utilizar un comparador de hipotecas, como el de Rastreator, y analizar las opciones disponibles para este momento.

Este no es el artículo adecuado para hablar sobre la negociación hipotecaria, pero es importante que sí tengas en cuenta cómo será tu vida durante los próximos veinte o treinta años (con suerte menos, si crees en la filosofía de la amortización). Sé que la cantidad de información de la que hay que empaparse para firmar la mejor hipoteca posible puede ser abrumadora pero es importante que tengas en cuenta todos los factores. Y el que aquí nos interesa es la cuantía que pagarás cada mes al banco. La cuota mensual de tu hipoteca.

Este número es fundamental porque es una cifra que deberías ser capaz de cubrir ampliamente con tus ingresos, y es importante que aprendas a vivir sin esa cantidad de dinero en tu bolsillo, pues no dispondrás de ella hasta que saldes la deuda con el banco.

4. Amortiza toda deuda que tengas pendiente, especialmente las de elevado interés

En primer lugar, antes de comprar un piso deberías deshacerte de todas las cadenas que te lastran. Si una hipoteca ya es un compromiso considerable (una deuda que podría prolongarse décadas) es lógica (sentido común) no meterse en ese compromiso si ya tenemos otros (más dolorosos) que nos limitan nuestra capacidad de ahorro (ahora) o de pagar esa hipoteca (cuando la consigamos). Adicionalmente, este tipo de deudas suelen tener un interés muy superior al de una hipoteca, por lo que amortizar esas deudas es una forma rápida y eficiente de aumentar nuestra capacidad de ahorro, ya que si la amortizamos contaremos con ingresos adicionales (los que no tenemos que pagar cada mes) y habremos ahorrado considerablemente en intereses.

Además, el mero hecho de tener una deuda ya le manda una señal roja al banco, que podría traducirse en una subida de la tasa de interés o en denegar la hipoteca (o una cuantía de la misma). Porque saben que con tu sueldo tienes que hacer frente a su hipoteca y a esas otras deudas. Se sentirán más tranquilos si solo tienes una obligación con ellos.

5. Si tu compra está en el horizonte, invierte tus ahorros

Ignora este punto si tu propósito es comprarte casa el año que viene. En tal caso, siempre es mejor tener el dinero pudriéndose en el banco que arriesgarlo, pese al rendimiento negativo (por culpa de la inflación). No obstante, si tu plan es ahorrar durante los próximos 3-5 años (ya sea porque buscas un piso bastante caro y tardarás en reunir el dinero o, por ejemplo, comprarás el piso después de estudiar una carrera/oposición) es buena idea invertir tus ahorros para que generen un rendimiento.

Aquí en El euro extra soy muy amigo de las inversiones, especialmente las que generan dividendos, porque permiten que tu dinero se convierta en un poco más de dinero cada año. Hay que tener en cuenta que la bolsa, por ejemplo, sube y baja cada mes, pero a largo plazo siempre sube. Y esos 3-5 años que antes mencionaba son un plazo lo bastante amplio para que tu dinero aumente de valor.

Hagamos unas cuentas rápidas: 400€ ahorrados cada mes, durante 5 años, se convierten en 24.000 €, pero con un crecimiento (conservador) del 7% anual en tus inversiones, añaden otros 4639€ en intereses generados.

Recalco que es una buena idea si y solo si no necesitarás el dinero pronto. Es posible que el año que viene sea de bajada en la bolsa, de modo que no arriesgues tus ahorros durante solo un año.

6. Paga en efectivo para resistir los gastos excesivos

Otro de esos factores olvidados, la importancia de manejar billetes y monedas, no un plástico con código PIN. O peor aún, con contacless. Todo se basa en adopta buenos hábitos de ahorro en nuestro día a día. Pagar en efectivo es bueno para tus finanzas porque te recuerda lo mucho que has trabajado para ganar ese dinero que ahora se esfuma en el carro del supermercado. Ese dolor contribuye a que muestres cautela a la hora de gastar, lo que, en definitiva, se traducirá en un mayor ahorro para esa entrada que tanto quieres. Todo se basa en prioridades.

7. Busca fuentes de ingresos adicionales

Y si no puedes ahorrar, existe la posibilidad de ganar más. De verdad. Existen muchísimas posibilidades de ganar dinero, especialmente si cuentas con alguna habilidad que te permita ganarlo desde casa, como artesanías, redactar informes, contabilidad… O también en hostelería los fines de semana, clases particulares, limpieza… Escribir novelas es lo que hago yo. Sé que es un sacrificio adicional, pero recuerda que el objetivo es ahorrar para tu vivienda. Todo dinero extra que puedas ganar reducirá el tiempo de espera y aumentará la cuantía que añades cada mes a tu monto.

Este consejo es aplicable a todos los aspectos de tu vida financiera, pero resulta esencial cuando se piensa en ahorrar para comprar una casa, y luego hacer frente a los pagos de la hipoteca. Porque cada euro que añades al principio de la hipoteca reducirá la cuantía que le debes al banco, lo que supondrá un descenso en los intereses finales (y en el tiempo que necesitas para pagar la hipoteca). Cuatro o cinco años de dinero extra a las cuotas tendrá resultados espectaculares.

8. Acostúmbrate a la segunda mano, los outlet y la escasez de mobiliario

Las sillas y la mesa de quienes dedicaban su salario a amortizar el piso.

Aquí nadie te pide que vivas como un pordiosero, pero es aconsejable acostumbrarse a renunciar a ciertos «lujos» (aquello que es redundante). Es muy fácil acostumbrarse a la buena vida, pero aprender a vivir con poco es un ejercicio de resiliencia.

Mi madre siempre cuenta la historia de que cuando se compraron la casa acostumbraban a comer sentados en cubos de detergente Colon, con un tercero como mesa, durante el primer año de su hipoteca. Era mucho más barato que comprar muebles. Evidentemente. Mis padres siempre fueron de los de sacrificarse para mejorar su situación; en este caso lo hicieron para amortizar el piso cuanto antes y reducir los intereses que acabarían pagando. No digo que tú debas vivir con tanta austeridad, pero sirve como ejemplo sobre la voluntad de ahorro para reducir la cuantía total a pagar.

A menudo comprar muebles es un gasto que se suma a la entrada de un piso. Tal vez sea aconsejable recurrir al mobiliario básico hasta que tu situación financiera se estabilice. IKEA. Wallapop. Outlet. Black Friday. Ya sabes de lo que hablo. Todo tipo de mueble que te permita economizar al principio, y que puedas revender una vez hayas mejorado tus finanzas.

9. Utiliza cualquier dinero adicional para ahorrar para comprar una casa

Este no solo se vincula con el punto 7, sino que está en último lugar porque es el más improbable —y no deberías contar con él— pero la vida es caprichosa y a veces nos da sorpresas buenas. Paga extra. Bonus en la empresa. Indemnización. Lotería. Herencia. Todo aquello que te aporte inesperado dinero en efectivo debería ser tratado con cautela, pues corres el riesgo de gastar el dinero en caprichos.

Debes tener presentes tus prioridades, por lo que si te encuentras con un dinero adicional en el bolsillo deberías A) amortizar las deudas que tengas pendientes (punto 4) y B) añadir el resto a tu fondo de ahorro para la casa. Resiste las tentaciones de gastar, en la medida de lo posible, y nunca olvides lo mucho que querías una casa antes de recibir ese dinero. Es mejor «sufrir» al no gastarlo en una calentada que luego arrepentirse de que se haya esfumado tan rápido.


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Por Carlos Pérez Casas

Recoge los beneficios de sus novelas y los invierte en dividendos porque algún día le gustaría jubilarse.

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