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Este lo escuché en el programa de Dave Ramsey y, como mucho de lo que dice ahí, tiene todo el sentido del mundo. Para quienes no lo conozcan, Dave Ramsey es un yanqui que grita en la radio siempre que puede la necesidad de ser una persona carente de deudas, con la hipoteca pagada y ser responsable con lo que gastamos. Entre el mundo de los consejos financieros, los suyos van orientados a pagar menos. Lo de ganar más, ya lo deja para otro día. Es un buen plan. No comparto al 100% todo lo que dice, pero es alguien muy sabio. Y en uno de sus programas comentó cuál era la psicología de pagar en efectivo, y lo perjudicial que resulta para nuestras finanzas el uso de la tarjeta, ya sea de crédito o débito. Ahora en El euro extra le añadimos un poco de humor histórico (porque Dave es un tipo demasiado serio), y así explicamos el proceso de pagar en efectivo.

Breve historia del dinero, el trueque y pagar en efectivo

Allá por el nacimiento de los tiempos, cuando Pedro Picapiedra acababa de inventar la rueda redonda —mucho mejor que la cuadrada—, todo lo que necesitabas pero no tenías se conseguía mediante el trueque. Yo te doy una docena de maderos para que aguanten el techo de tu casa y tú me das un hacha de piedra para que yo no tenga que tirar los árboles a cabezazos. Una vida sencilla gracias al intercambio de bienes.

Avanza unos cuantos siglos y milenios y llegamos a las moneditas de oro y plata, que son pequeñas y tienen mucho valor (eso dicen). Entre todos acordamos que cada oveja vale una moneda de plata, y tres vasijas de vino también valen una moneda de plata. Así que yo vendo mi vino a cambio de monedas, y utilizo esas monedas para comprar ovejas. Hay un paso más respecto a los tiempos de Pedro Picapiedra, pero la mecánica es la misma: Yo doy algo y recibo algo.

Del oro y la plata pasamos a las monedas sin valor (cobre y otros metales que, bueno, tienen peso en el bolsillo) y los billetes (el dinero fiduciario), pero todos acordamos que ese trozo de papel manoseado sirve para comprar bienes y servicios. Y si todos estamos de acuerdo, entonces es válido. Yo te doy algo (papelitos y trozos de metal) y tú me proporcionas lo que necesito.

Si algo debes recordar de esta pequeña historia es lo siguiente: tú das y, a cambio, recibes. Al pagar en efectivo tu mente percibe el más o menos doloroso movimiento de ENTREGAR algo antes de RECIBIR algo. Te desprendes de un bien que te pertenece para obtener algo que no tenías. Y he ahí donde reside el problema de pagar con tarjeta, en la ausencia de intercambio.

La psicología de pagar en efectivo, según Dave Ramsey

Cuando pagas con tarjeta el proceso es el siguiente: extiendes un trozo de plástico, pagas, te DEVUELVEN el trozo de plástico y RECIBES lo que has comprado. Sí, has gastado dinero. Pero en tu mente has salido ganando, porque no has entregado NADA a cambio de lo que te llevas. Incluso te han devuelto el trozo de plástico que has utilizado para pagar. Como mucho también recibes un trozo de papel que te recuerda lo que has gastado (pero a la salida del Mercadona hay un conveniente cubo azul que dice «reciclaje de papel», donde desaparece el rastro de lo que has pagado).

Dave Ramsay acerca de las ventajas de pagar en efectivo

Ahora imagina el mismo proceso si hubieras pagado con billetes. Vas al supermercado y la cuenta asciende a 69,73 €. Entregas un billete de 50€ y otro de 20€, papeles que tienen valor para ti (y todos) y recibes lo que has comprado, más algunas monedillas que hacen más bulto que otra cosa. Pero esos papeles se han marchado. La cajera los ha guardado en la caja, que luego ha cerrado, y ya no los vuelves a ver. ¿Comprendes lo que quiero decir? Duele más pagar con efectivo que con tarjeta. Y la letra, con sangre entra.

El acto de pagar en efectivo te aporta una mayor consciencia respecto a tus gastos, te proporciona la cautela de la que advierto en los muchos artículos de este blog: hay que guardar el dinero para cuando sea necesario. Los vicios están bien, son divertidos (o deberían serlo) pero no deberían perjudicar tus finanzas. Y aquí ya no hablo de invertir, sencillamente de gastar menos. De gastar mejor.

Pagar con tarjeta incita al consumismo

Pagar con tarjeta es rápido, mucho más rápido que entregar el dinero y esperar el cambio, incluso con las cajas registradoras que les facilitan a los empleados cuál es la cuantía a devolver al cliente. Más aún con la aparición de esa práctica tan peligrosa como es el contactless. Ya ni PIN es necesario, solo acercar el trocito de plástico (y el límite de lo que puedes pagar lo decides tú, de modo que la responsabilidad recae sobre ti). Y esa celeridad incita al gasto (porque solo me llevará un momento gastar lo que hubiera conseguido ahorrar en un mes).

Siempre que puedas, paga en efectivo. Pagar en efectivo es mejor que pagar con tarjeta, especialmente los gastos diarios, aquellos que son tan rutinarios que podrías olvidarte de ellos.

Estudios de McDonnald’s respecto a pagar en efectivo o con tarjeta

De nuevo, en el show de Dave Ramsey, se menciona un estudio de McDonnald’s respecto a pagar con tarjeta. Quien entra con el trozo de plástico no tiene problemas en pedir el menú grande, más el helado y también pagaré lo de mi amigo que viene detrás, así vamos más rápido. Mientras tanto, quien va con los billetes pide la hamburguesa de 1 €, quizá las patatas y una bebida. Aquí está el dinero, y aquí viene mi colega.

Quien va con tarjeta a McDonnald’s gasta de media un 78% más que quien acudía con dinero en efectivo. Y como ahí había negocio, McDonnald’s empezó a aceptar pagos tarjeta de crédito. Esta y otras empresas conocen a sus consumidores, lo que quieren de verdad, no lo que deberían. En este caso concreto, puedes ver la película El fundador (The Founder, 2016) y verás lo bien que los hermanos McDonald entendieron a sus clientes a la hora de decidir qué productos ofrecer en su restaurante. Estudio tras estudio, a medida que la empresa crecía bajo el liderazgo de Ray Kroc, McDonnalds fue perfeccionado su modelo de negocio. Pagar con plástico era cuestión de tiempo. Que tú pagues más de lo necesario, inevitable.

Por tanto, ¿te conviene pagar en efectivo o con tarjeta?

Al fin y al cabo, el dinero es tuyo, y quien decide que comprar eres tú, por lo que no existe una fórmula matemática que determine cuándo te conviene pagar en efectivo y cuándo con tarjeta. Acudir al cajero a por efectivo y pagar con esos billetes en lugar de tomar el atajo del pago con tarjeta es un ejercicio de autocontrol y responsabilidad, de modo que debes valorar cuánta fuerza de voluntad tienes y cuánto quieres controlar tus gastos superfluos. Pero confío en haber arrojado algo de luz sobre cómo nos comportamos a la hora de gastar con la tarjeta de crédito. Para ayudarte a decidir sobre tus finanzas. O al menos sobre tus gastos (innecesarios).

Y lo mismo sucede con el Bizum, que poco a poco desbancará a las tarjetas de crédito como forma de pago pero cuyo funcionamiento y psicología es el mismo: pagas un bien o servicio sin la mecánica de haber entregado algo a cambio.

Peligros. Peligros que nos acechan a todos en el mundo consumista donde vivimos, donde sí, se pueden comprar maravillas, pero siempre que la transacción sea necesaria. Compra lo necesario, ahorra en lo demás.

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Por Carlos Pérez Casas

Recoge los beneficios de sus novelas y los invierte en dividendos porque algún día le gustaría jubilarse.

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