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Hoy toca hablar de la diferencia entre las tarjetas de crédito y débito. Pero no me voy a limitar a lo evidente, lo que ya sabes sobre que la primera te carga intereses a cambio de una demora en el cobro, y la segunda resta dinero de tu cuenta bancaria. No, iré a la mentalidad que reside en cada uno de esos trozos de plástico, en la filosofía del gastar… incluso en su política.

Tarjetas de crédito y débito: ¿existe diferencia?

¿Qué es una tarjeta de crédito?

Una tarjeta de crédito se utiliza para pagar con deuda, no con dinero. Este dinero se solicita a un prestamista (quien te haya facilitado la tarjeta, normalmente tu banco) que te prestará dinero hasta un límite establecido en tu línea de crédito. Al usar la tarjeta de crédito, adquieres la obligación de devolver el dinero dentro del plazo acordado; si te retrasas, se te aplicarán intereses. Momento en el que caerías en la trampa de la deuda.

¿Qué es una tarjeta de débito?

Por el contario, una tarjeta de débito usa tu propio dinero (el que tienes en la cuenta bancaria) para pagar lo que compres, ya sea la lista del supermercado o algún servicio. El dinero abonado se restará de tu cuenta bancaria. Muy sencillo de entender. Pagas con lo que tienes en el «bolsillo», sin el trámite de sacar billetes de la cartera.

Aunque eso me lleva a la pregunta, ¿puedes pagar con tarjeta de débito si no tienes dinero? En principio no (es la opción por defecto). Si al pagar no hay dinero en tu cuenta, el pago será rechazado. No obstante, algunos bancos (pregunta en el tuyo) permiten efectuar el pago, pero eso provocará un descubierto (con la correspondiente comisión, que no será precisamente pequeña).

Similitudes entre tarjetas de crédito y débito: facilidad de pago

Ambas tarjetas poseen elementos en común que a veces provocan que se confundan unas con otras (de ahí que existan artículos como este por todo Internet, para explicar). La principal similitud es el sistema de pago, ya que pagar con tarjeta es como llevar dinero encima, con la diferencia de que te ahorras tanto el peso en la cartera como la visita al banco/cajero para disponer de ese dinero. Más aún cuando el número de cajeros se reduce año a año.

Similitudes: ¿protección frente a robo en las tarjetas de crédito y débito?

Por otro lado, los defensores de las tarjetas de crédito dirán que el dinero se puede perder, o que te lo roben. Mientras que la tarjeta es un instrumento hacia tu dinero, pero no el dinero en sí. Si pierdes la tarjeta, la cancelas y punto. No has perdido dinero (tal vez el banco te cobre por una nueva, pero no es tan grave). En el peor de los casos, te han robado la tarjeta de crédito, pero no el dinero. Como ya he dicho, la tarjeta es el camino hasta tu dinero, pero no el dinero.

El verdadero problema es que un ladrón con una tarjeta de crédito ajena puede causar MUCHO daño. Más que perder algunos billetes de la cartera. El riesgo es mayor, aunque existen formas de que, después de todo, no suceda nada.

Si los ladrones tuvieran tu tarjeta necesitarían la clave de tu cuenta (no uses contactless, por favor) y, además, deben conseguirlas con una limitada ventana de tiempo (lo que tardes en cancelar la tarjeta). En caso de robo, tu dinero está más protegido con una tarjeta que con efectivo. Porque los gastos no autorizados por el titular corren a cargo del banco. Casi siempre, porque los bancos también buscarán excusas para no pagar, aunque la ley está de parte del consumidor.

Protección adicional en el caso de las tarjetas de crédito

Las tarjetas de crédito ofrecen una capa extra de seguridad, ya que los pagos con tarjeta de crédito se ven reflejados en nuestra cuenta bancaria ANTES de que se hagan efectivos. Por lo que si prestas atención a tus movimientos, puedes anular un pago sospechoso antes de que cause daño a tus finanzas.

Crédito y débito: beneficios de las tarjetas de débito

Con las tarjetas de débito no pagas intereses

No por obvio debe menospreciarse este punto. Si no incurres en ninguna deuda, si pagas religiosamente todo lo que compras, no le deberás nada a nadie ni derecho a reclamarte una compensación en forma de intereses. Pagarás lo que has gastado, ni un solo céntimo más. Punto. Un magnífico consejo si quieres evitar el 16% (¡o más) de tipo de interés que aplican algunas tarjetas de crédito. Como experimento, puedes consultar el interés de algunos préstamos personales, así verás el enorme negocio que supone la deuda, y el atropello que algunas tarjetas te aplican. Todo para que pagues más y más, y seas pobre, y no tengas dinero en mano para comprar, y debas recurrir (de nuevo) al crédito para abonar tus compras.

Gastas menos

Uno de los puntos sobre mentalidad que antes mencionaba. Al no disponer de acceso a una línea de crédito, no hay tentaciones de gastar extra porque «el dinero en realidad esté ahí». Pagar con tu propio dinero causa cierto efecto dolor en nuestro cerebro que nos hace reflexionar sobre el gasto (este efecto es más intenso al pagar en efectivo que con tarjeta), por lo que mostrarás más cautela respecto a tus gastos, especialmente los superfluos. Y te facilita mantenerte dentro de tu presupuesto, lo que a su vez facilita que mantengas a raya tus finanzas.

No gastas lo que no tienes

La verdadera diferencia entre las tarjetas de crédito y débito es que con las primeras acumuladas deuda. La nociva deuda que nos mantiene pobres, siempre preocupados por el dinero, en lugar de alcanzar la libertad financiera (capacidad para hacer frente a todos tus gastos aunque no tengas empleo) y centrarnos en otros aspectos de la vida que no sean el **** dinero.

Si pagas con lo que tienes, sin pedir dinero prestado a terceros, evitas caer en la mencionada trampa de la deuda. La trampa donde parece haber caído media España, si atendemos a este artículo sobre el endeudamiento de los hogares españoles, que francamente asusta. En este blog insisto en la necesidad de librarse de la deuda lo antes posible, para disponer de libertad para invertir y mejorar nuestra salud financiera. Por lo que evitar la deuda es el mejor (y debería ser él único) paso para colocarnos en la casilla de salida.

Y respecto a todo ese endeudamiento en España… Luego dicen que hay inflación… entre lo que la gente gasta de más y el dinero gratis que los bancos centrales han impreso durante la última década… mal vamos en el camino para estabilizar los precios. En fin. Vayamos a lo que importa, ¡no uses deuda para pagar tus compras!

Crédito y débito: ¿de verdad te compensa usar tarjeta de crédito?

Ya te habrá quedado claro que NO soy amigo de las tarjetas de crédito. Básicamente porque no soy amigo de la deuda (no si quien la debe soy yo) y las tarjetas de crédito son el camino más rápido (casi por despiste) para acumular esa deuda. Pedir dinero prestado no es bueno a largo plazo, entonces ¿por qué lo hacemos? Por las tentaciones.

Los beneficios de las tarjetas de crédito existen para que gastes más

Los famosos puntos para viajes, noches de hotel o electrodomésticos, el 3% de cashback (te devuelven el 3% de lo pagado), descuentos en ciertas tiendas, hasta 45 días de aplazamiento sin intereses… Un sinfín de jugosos beneficios para que elijas esa tarjeta, para que la uses, para que gastes más para conseguir, y que si gastas más de la cuenta caigas en la deuda y al banco le compenses a base de intereses esas recompensas que te ha «regalado». Ojo. Eso no significa que no debas aprovecharte de las ventajas que ofrecen ciertas tarjetas de crédito (si te regalan algo, acéptalo) pero paga la deuda cuanto antes. Es más, paga ANTES de que se convierta en una deuda, antes de ese periodo de gracia que conceden algunas tarjetas. De este modo, recibirás los regalos pero no pagarás intereses.

Las tarjetas de crédito enriquecen a los bancos (y prestamistas)

Este ya no tiene nada que ver contigo, sino con el funcionamiento de la sociedad y cómo de injusta te parezca que es. ¿Alguien se acuerda del rescate a los bancos, que nos costó 101.500 millones de euros a los españoles? ¿Te acuerdas de lo MUY enfadados que estábamos porque se entregaba dinero público a entidades privadas? Manifestaciones. Podemos. Nos decían que NOSOTROS habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades. Más manifestaciones. Entonces, ¿por qué les seguimos dando dinero a los bancos con nuestra mala gestión de las finanzas personales?

Así es. Las entidades bancarias se alimentan de dos productos: deuda y comisiones. Lo cual es muy curioso, ya que las comisiones son un pago que efectuamos al banco a cambio de los servicios que nos prestan, como «debería ser». Después de todo, es un empleo. Y sin embargo, la gente estalla de rabia en cuanto oye la palabra «comisión». ¡Mi banco me roba! Pero luego está la deuda, los préstamos, que alimentan las arcas de las entidades bancarias, que pueden usar los intereses recibidos (que tú has pagado) para invertir, ya sea en empresas o en nuevos préstamos, préstamos que nos conceden para aumentar nuestra deuda. My loss, your gain, que dicen los yanquis. Los bancos ganan por culpa de la mala gestión de nuestro propio dinero, no ese dinero público por el que tanto se protestó.

Esto no sería tan clamoroso si a la hora de elegir entre crédito y débito, escogiéramos lo segundo. Conviene pensar sobre ello.

Y con esta reflexión… lo dejo. Este artículo de El euro extra sobre las diferencias entre tarjetas de crédito y débito no debe ser tenido en cuenta como un consejo financiero, sino mi experiencia personal con los intereses y las deudas (ya pagadas 🙂). Por otro lado, si prefieres estar en el otro lado de la deuda (te pagan intereses a ti) echa un vistazo a Mintos a través de su página web. Recuerda que invertir conlleva riesgos de perder tu capital.

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Por Carlos Pérez Casas

Recoge los beneficios de sus novelas y los invierte en dividendos porque algún día le gustaría jubilarse.

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